Es importante destacar el gran valor nutricional del jamón ibérico de bellota. Existe una extendida y equivocada creencia sobre lo poco saludable de los productos derivados del cerdo, motivada porque la inmensa mayoría de estas afirmaciones se basan en estudios realizados sobre cerdos de raza diferente a la ibérica.
Más del 60% de las grasas contenidas en los productos derivados del cerdo ibérico están compuestas por ácidos grasos monoinsaturados y ácido oleico que, según diversos estudios científicos, favorecen la aparición en la sangre de HDL (colesterol inofensivo o bueno) y reducen los niveles de LDL (colesterol perjudicial o malo). Sólo el aceite de oliva tiene un contenido de ácido oleico superior.
Estas características aumentan cuando se trata de cerdos ibéricos alimentados en montanera. En este caso, las bellotas contribuyen a que más del 75% de los ácidos grasos sean insaturados, lo que la hace más saludable que algunas grasas de origen vegetal.
Además del efecto beneficioso sobre el colesterol cabe destacar el aporte de proteínas y vitaminas del jamón ibérico.
Respecto a las proteínas conviene señalar no sólo el aporte proteico sino, más importante, la calidad de este gracias a su alto nivel de aminoácidos esenciales. Así, por su contenido en proteínas, sólo la leche humana y los huevos tienen un mayor valor biológico que la carne de cerdo ibérico.
En lo que a vitaminas se refiere conviene destacar que el cerdo ibérico es particularmente rico en vitaminas del grupo B, como la B1, B2, B6, B12, la niacina y el ácido fólico. Además, el jamón es un excelente antioxidante y tiene un alto contenido en vitamina E.
Por último, señalar que los productos derivados del cerdo ibérico son muy ricos en gran cantidad de minerales. Cabe destacar el contenido en zinc y hierro, minerales muy difíciles de incorporar en la dieta.